Sede

En 1596, Fray Buenaventura Calata Girona, fundó en Sevilla el convento franciscano de San Antonio de Padua. Hacia 1600, esta comunidad adquirió unas casas al final de la calle de San Vicente, que más tarde se ampliaron con el edificio que había sido hospital de San Pedro y San Pablo.

Se inició la construcción de la iglesia conventual de San Antonio de Padua en 1627. La traza de este templo se debe a Diego López Bueno y a su fallecimiento le sucedió Andrés de Oviedo (1650).

El templo, de estilo protobarroco, tiene planta rectangular, dividida en tres naves, siendo la central más ancha y alta que las laterales, y cubierta con bóveda de cañón. Las cuatro naves se dividen en cuatro tramos, crucero y coro. El crucero está cubierto por una cúpula de media naranja. El paso a las naves laterales se hace por arcos de medio punto con tribunas y están cubiertas con bóvedas baídas.

Se accede al templo desde la calle Sanvicente, por una portada lateral del siglo XVII que posee estructura adintelada con pilastras y frontón curvo con estípites. Sobre la nave central se disponen dos espadañas del siglo XVIII, que se yerguen sobre el caserío que circunda la iglesia.

El retablo mayor, obra de Jerónimo Balbás Bernardo González y Mateos Bermuda, procede del Convento de San Felipe (1706). En la calle central, preside la imagen de Nuestra Señora de la Palma y sobre ella, San Antonio de Padua con el Niño Jesús, talla de Felipe de Ribas (1642). El ático está rematado por un Crucificado del siglo XVII, flanqueado por santos terciarios franciscanos. En las calles laterales figuran San Francisco, Santo Domingo, Santa Coleta y San Benito de Palermo.

Durante la invasión francesa, los frailes fueron expulsados del convento, retornando en 1813. En 1835, y a consecuencia de la Desamortización de Mendizábal, el convento quedó convertido en cuartel; posteriormente en casa de vecinos y en instalaciones industriales. Un siglo después, a mediados de 1935, los franciscanos del convento de San Buenaventura se hicieron cargo de San Antonio, ocupando las dependencias conventuales a finales de 1936.

La Divina Pastora de las Almas recibe culto en un altar neobarroco policromado, en la nave del Evangelio.
La iglesia de San Antonio de Padua ha sido y es sede canónica de las hermandades del Buen Fin (desde 1605), el Dulce Nombre (1924-1968) y la Divina Pastora de las Almas (desde 1911).